Este es uno de los episodios más controvertidos que rodean los misterios de Erks: un objeto de poder, supuestamente hallado en el Uritorco, ¿será mostrado al mundo como prueba de un “plan superior” en las viejas tierras sagradas de los nativos comechingones?
Arriba: Ricardo González en lo alto de las sierras de "Viarava". A la derecha se aprecia parte del cerro Uritorco y, al fondo, el lago "El Cajón".
Terrera y un objeto imposible
En los años 80, Ángel Cristo Acoglanis, el “contactado de Los Terrones”, había desarrollado un acercamiento con diferentes investigadores esotéricos. Las reuniones para intercambio de información se dieron en muchísimas oportunidades. Fue así que Acoglanis visitó en su casa de San Isidro ( zona norte del Gran Buenos Aires) al Profesor Terrera: el depositario del enigmático “Bastón de Mando”.
En una amable charla -que duró sus largas horas-, Ángel se mostró interesado en las investigaciones que desarrollaba Terrera. Le expresó, además, el motivo principal de su visita, que consistía en invitar al Profesor a que lo acompañe a Los Terrones, pues tenía cosas muy importantes para mostrarle. Terrera quedó impresionado por los conocimientos y los datos que Ángel desarrolló durante la sesión, y aceptó de buen agrado viajar a Córdoba. Según se cuenta, el propio Acoglanis le pidió a Terrera que lleve el Bastón de Mando para una “ceremonia de contacto” con los seres de Erks. Los dos máximos referentes de los misterios del Uritorco se reunirían en un "contacto".
Arriba: El Dr. Acoglanis, con Roberto Villamil. El denominado "Portero de Erks" fue asesinado el 19 de abril de 1989 en su consultorio de Buenos Aires. Un expediente aún lleno de misterios. ¿Se quizo silenciar al testigo clave de los encuentros con las "luces de Erks"?
Una investigación del guionista argentino Diego Arandojo -que publicó un artículo que resume la obra de Terrera, en la revista mensual online, “El Quinto Hombre”, de Fabio Zerpa, y recientemente un documental llamado “30 años de silencio”-, reconstruye muy bien la experiencia:
“El profesor Terrera, acompañado por un grupo de personas de su grupo, el 8 de agosto de 1988, viaja a Capilla y se aloja como era costumbre en el Hotel Roma. La caravana se puso en marcha hacia los Terrones cerca de la 11 pm. Ya en el lugar, Acoglanis comienza la típica ceremonia haciendo formar en círculo a los invitados.
Siguiendo el rito, ataviado con su túnica blanca, Acoglanis cantaba los mántras en irdin con su dulce y vigorosa voz. Acto seguido, el lugar se llenará de luces, desarrollándose un acompasado y perfecto “ballet” de canto y luz. Terrera fue testigo de ello. Y quedó visiblemente conmocionado.
Al recitar los mantras, Acoglanis hacía referencia directa a los seres de Erks, identificándolos por sus nombres. Luego explicará que esos seres no tienen cuerpo físico -aunque alguna vez lo tuvieron-, y que ahora son seres de energía que bajo la apariencia de esferas resplandecientes cruzan el Valle de los Terrones, Ongamira y el Cerro Uritorco. Es así que cuando el lugar se llena de luces cruzadas, Acoglanis le pide al Profesor Terrera que se adelante hacia las luces con el Bastón de Mando, a fin de que esa ceremonia sirva para cargar de energía a la piedra de la sabiduría o bastón iniciático”.
¿Qué ocurrió con ese “bastón de poder”? ¿Cuál es su historia? ¿Cómo empezó todo esto?
Terrera y el origen del Bastón de Poder
Arriba: Terrera y el Bastón de Mando, erguido.
Guillermo Alfredo Terrera no era un improvisado. Reconocido sociólogo, abogado y antropólogo, dictó 58 cátedras diferentes en la Universidad de Buenos Aires, en la Universidad de Córdoba y en la Universidad de la ciudad de La Plata -entre otras-. En tanto, en la Universidad del Salvador dejó asentada la escuela de Antropología. Internacionalmente, también estuvo en la Universidad de París, Bagdad, Caracas, Teherán, Cochabamba y Hamburgo. Tiene muchísimas obras publicadas, y algunas de ellas en diferentes idiomas (inglés, alemán, persa, italiano, francés). ?Entre otras personalidades, conoció a los ex-presidentes Hipólito Yrigoyen y a Juan Domingo Perón.
Terrera era un gran esotérico. Aunque controvertido para muchos por sus investigaciones del “tradicionalismo mágico” que tanto influyó a la Alemania de la Segunda Guerra Mundial. Pero, por alguna razón, llegó a él el misterioso bastón de piedra que, según se dice, también buscaban las SS de Hitler.
El Bastón de Mando, conocido también como “Piedra que Habla” o “Piedra de la Sabiduría”, se convertiría en una pieza tan deseada como el Grial, buscada por hombres de ciencia, aventureros, místicos e incluso expedicionarios militares. Al parecer, sobre el objeto ya habló el célebre científico y filósofo inglés Roger Bacon, en una obra publicada en 1230. Bacon asegura que el Libro Sagrado y la Piedra de la Sabiduría -¿el Bastón de Mando?- se encuentran escondidos en una cordillera de un lejano y silencioso territorio ubicado en el extremo meridional del Hemisferio Sur. ¿Es acaso ésta una referencia a la Argentina?
Se cuenta que en 1830 un ambicioso jefe araucano -conocedor de las leyendas de las tribus que habitaban el norte y el centro de la Argentina-, decidió penetrar con sus guerreros en las Sierras de la Ventana, Tandil, Balcarse, Pillahuincó y San Luis, llegando incluso a la ciudad de Córdoba en busca de “la Piedra que Habla y dominará el mundo…”. Es decir, los antiguos maestros aborígenes de la Argentina ya sabían de este objeto de poder. Un extraño bastón de piedra que se vincula al misterio de la ciudad intraterrena de Erks.
Según Terrera, las leyendas sobre las propiedades sobrenaturales de ese Bastón de Mando hicieron que, entre 1920 y 1940, sucesivas expediciones inglesas, alemanas, indias, japonesas y francesas se lanzasen a la caza y captura de la Piedra de la Sabiduría. Incluso, como ya es conocido, un equipo que respondía a Adolf Hitler protagonizó algunas de esas expediciones, asesorados por los astrólogos y videntes del III Reich que consideraban el Bastón de Mando como una pieza fundamental para culminar las ansias mesiánicas del Führer. Pero los nazis, al igual que el resto de buscadores, fracasaron.
No es ningún secreto la aficion de Hitler por temas esotéricos. Se obsesionó con la lanza mítica de Longinos -el centurión romano que penetró con esa hoja el costado de Jesús en la Cruz-, el Arca de la Alianza, el Santo Grial, y por si ello fuera poco, con la energía “vril”: una presunta radiación verde brillante que emite un cristal de poder que protegen los intraterrenos. No sería otra cosa que la sobrenatural “Piedra de Chintamani” que describió Nicolás Roerich luego de sus viajes a Mongolia y el Altai. El Bastón de Mando, para Hitler, pudo haber sido otro elemento de poder que atribuía a esa hermandad secreta subterránea que investigaba. Pero de momento no hay nada que compruebe esa visita Nazi al Uritorco.
Como fuese, todos esos objetos no son importantes en sí mismos, sino lo que representan. La misión de la Hermandad Blanca es por la paz mundial y la elevación de la consciencia humana. Jamás alentarían lo contrario. Ni buscar afuera lo que se encuentra dentro de cada uno. Comprender el mensaje auténtico de esos elementos que los intraterrenos protegen, es un enigma que en algún momento se nos revelará.
Quien tuvo más suerte que Hitler fue Orfelio Ulises Herrera, un hombre que entró en la historia esotérica de la Argentina en 1934. Aquel personaje había permanecido, se dice, ocho años en el Tíbet -inevitable asociar su historia al supuesto viaje de Acoglanis a Asia Central, cosa que nunca ocurrió-, en donde de los labios de los lamas y de los “maestros de Shambhala” escuchó hablar, por primera vez, de la Piedra de la Sabiduría…
Años después, luego de un largo peregrinar por América -bebió conocimientos en México, Perú y el norte de Chile-, Orfelio Ulises desenterrará el mítico Bastón de Mando de su escondite milenario: el cerro Uritorco. De acuerdo a Terrera, el bastón fue hallado junto a otros dos objetos: una piedra circular parecida a un moledor (“la conana”), y un tercero que el descubridor quiso que quedara enterrado allí… Por alguna razón, Orfelio Ulises consideró que el depositario de aquella singular pieza arqueológica, arrancada de las entrañas de la mítica montaña, debía ser el Profesor Guillermo Alfredo Terrera -Ulises falleció en 1951, y su cuerpo está enterrado en el Cementerio San Jerónimo de Córdoba-. Terrera custodió el misterioso objeto desde 1948 hasta el día de su muerte, el 19 de noviembre de 1998. Desde entonces circulan diversas versiones sobre el paradero actual del Bastón. Información que, por una promesa que le hicimos al hijo del Profesor Terrera, no difundiremos aquí. El objeto que muchos persiguen no ha vuelto a Córdoba. Sólo podemos decir que es real y que sigue escondido.
Arriba: Ricardo González con Nicolás, el hijo del Profesor Terrera, quien aparece en la fotografía al lado de su mujer. Fue luego de una agradable reunión en un hotel de Buenos Aires. Participaron, también, Roberto Villamil y Sol Sanfelice.
Sobre las acusaciones de fraude al Profesor Terrera -que no mostraba el Bastón de Mando original-, la confusión viene por las teorías esotéricas que Terrera tejió en torno al objeto y a las reproducciones que encargó realizar para que el original estuviese a salvo. Esas copias, fieles en apariencia al bastón genuino, desconcertaron a muchos investigadores. Pero ello no les debería sorprender: ¿Acaso no se hicieron “duplicados” con el mismo fin de protección del Disco Solar en tiempos de los incas o del Arca de la Alianza en los días de Salomón?
Arriba: Ricardo González con una de las “réplicas” del Bastón de Mando. Ésta se halla actualmente en “Pueblo Encanto”, Capilla del Monte. Ha sido empleada para algunas reuniones públicas -la más reciente en Ongamira, en abril de 2014-, y, por ingenuidad de la gente, se pensó que era el “Bastón de Mando” original.
El bastón auténtico fue encontrado en el Uritorco. Una versión señala que fue hallado partido en tres trozos de 43, 40 y 28 centímetros. Otra historia sostiene que se "fracturó" después, cuando el bastón dejó de "funcionar"...
Mide en total 1.11 metros de longitud y unos 15 centímetros de diámetro. Pesa algo más de 4.5 kilogramos.
Esculpido en basalto, el pulido de la piedra fue datado en hace más de 8.000 años, lo que desconcierta, según Terrera, a los historiadores y arqueólogos. ¿Por qué Orfelio Ulises lo desenterró? ¿Qué función cumple y cómo se relaciona con Erks?
Arriba: Los "Tres Espejos de Erks", dibujo tomado de las publicaciones de Terrera. Su trabajo, como el de Acoglanis, será tomado más tarde por Trigueirinho para la publicación de nuevos libros.
Una antena que enviará la señal de que estamos listos
Para Terrera el objeto era una antena que se “comunica” con “algo”.
Incluso, fue más lejos situando su historia en tiempos legendarios. En su trabajo Antropología Metafísica refiere:
“Es sabido que el caballero Pársifal -custodio insobornable del Vaso Sagrado- viajó con él y con la Cruz Templaria, partiendo del puerto de Rochedalle hacia el año 1170, con el objeto de depositar el Santo Grial junto al Bastón de Mando, en la cordillera de Viarava. Esta cordillera, así denominada por aquel entonces, especialmente por el minnesinger germano Wolfram von Eschenbach en su inmortal poema Parsifal, es conocida actualmente como sierras chicas de Córdoba, lugar donde se eleva el sagrado Cerro Uritorco”.
¿El Santo Grial relacionado con el Bastón de Mando?
Es uno de los episodios más controvertidos de los misterios del Uritorco. Si Terrera tenía razón, aquella zona de las serranías de Córdoba fue “marcada” desde antiguo como un lugar sagrado. Algo que algunos místicos de Asia y de la Europa de los Caballeros Templarios -iniciados en este misterios- conocían. ¿Será posible? ¿Por ello, Roger Bacón, se habría referido al Bastón de Mando en el Hemisferio Sur, tal y como interpretan los defensores de esta increíble historia? ¿Ello fue lo que empujó a los nazis hacia Córdoba?
Terrera solía citar a Wolfram Eschenbach, bardo alemán, quien en el Siglo XII escribe Parsifal, la obra sobre caballeros y el Santo Grial que, según el autor de “El Valle de los Espíritus”, alude al Bastón de Mando.
De acuerdo a una interpretación del texto, el caballero Parsifal fue asignado como custodio del Grial y el Bastón de Mando, viajando en misión a las tierras de “Argentum” para depositar la Copa de Cristo al lado del Bastón en el cerro sagrado de Viarava -para Terrera, el Uritorco-. Hay que decir que esta obra se convirtió en una importante ópera de tres actos con música y libreto del alemán Richard Wagner. El compositor calificó “Parsifal” como un “Festival Escénico Sacro”.
Uno de los párrafos polémicos que cita Terrera dice:
“En qué lejana cordillera podrá encontrar a la escondida Piedra de la sabiduría ancestral que mencionan los versos de los veinte ancianos, de la isla Blanca y de la estrella Polar. Sobre la montaña del Sol con su triángulo de luz surge la presencia negra del Bastón Austral, en la Armónica antigua que en el sur está. Sólo Parsifal, el ángel, por los mares irá, con los tres caballeros del número impar, en la Nave Sagrada y con el Vaso del Santo Grial, por el Atlántico Océano un largo viaje realizará, hasta las puertas secretas de un silencioso país que Argentum se llama y siempre será”.
Desde luego, en el siglo XII nadie había escuchado hablar de las tierras americanas y menos de Argentum (Argentina), además de saber su localización “cruzando el Océano Atlántico”. ¿Una evidencia innegable? ¿O una distorsión y equivocada interpretación mística de “Parsifal”?
Debemos decir que hemos estudiado detenidamente la obra original y no hemos hallado la referencia esotérica al Bastón de Mando -escudriñamos la traducción que se basa en la edición más prestigiosa del texto medieval, que sigue siendo la de Karl Lachmann (1833)-. Como fuere, más allá de cualquier forzada interpretación, no hay duda de la existencia del objeto de poder, al margen de que su presunta ubicación en el Uritorco sea "simbólica", no textual.
De acuerdo a Terrera, el Bastón de Mando es una herramienta mágica que no había sido “construida” por las entidades de Erks, sino por otro ser, que asociaba a la figura del dios nórdico Votán. Según el abogado y sociólogo cordobés, el supuesto dios -quizá un ser de luz, o hasta un visitante extraterrestre- le dio el Bastón de Mando a los indios comechingones para que lo protegieran. Los indios, más tarde, lo ocultarán en el Cerro Uritorco hasta el hallazgo “programado” de Orfelio Ulises.
La profecía que rodea a ese objeto asegura que se enviará una señal al cosmos de que “estamos listos”. Ello ocurrirá cuando la persona correcta empuñe el Simihuinqui. Entonces, la piedra “hablará”.
“Estar listos” significa que, como humanidad, estamos a puertas de reunirnos con nuestra familia cosmica.
Para Terrera, el lugar clave desde donde surgirá el gran acontecimiento será en el denominado “Triángulo de Fuerzas”, que se emplaza entre Calahuala, Cerro Colorado y la Serrezuela. No pocos piensan que en esa zona se halla un gran portal interdimensional.
Hoy, los protagonistas de esas extraordinarias informaciones que se asocian con Erks -el contactado Acoglanis y el propio Terrera, que fue el primero en hablar de las luces del Uritorco y de la ciudad intraterrena en los años sesenta-, ya no están físicamente entre nosotros. Pero el contacto continúa. Un contacto con esas luces, y esos misterios, que ya era reportado en tiempos anteriores a los avistamientos en Los Terrones o incluso antes de que Orfelio Ulises le entregara en Bastón de Mando a Terrera. No pocos aseguran -y en ello estamos de acuerdo-, que los primeros contactados con esta realidad fueron los comechingones.
Creemos que es allí, en donde debemos buscar. Ellos son los auténticos "padres espirituales" de Capilla del Monte.
Terrera tambien defendía esa hipótesis. Y no en vano, Acoglanis, al estilo de esos antiguos nativos de las sierras de Córdoba, entonaba mantras en lugares sagrados en donde se veían esas desconcertantes “luces”. ¿Era el irdin una deformación de un viejo lenguaje sagrado de los comechingones? ¿Las “luces” que vio Terrera y Acoglanis, eran de procedencia extraterrestre? ¿O existe la posibilidad de que esos fenómenos estén, también, relacionados con los espíritus de aquellos antiguos guardianes nativos? ¿El “Bastón de Mando” fue recibido por los comenchingones, o construido por ellos? Muchas preguntas que aún tardarán en responderse...
Mientras tanto, las “luces de Erks” se siguen viendo...
Artículo de Ricardo González, basado en su libro “Las Luces de Erks y las Ciudades Subterráneas” (co-escrito con Roberto Villamil).