Fragmento tomado del libro "Lugares de contacto", de Ricardo González.
Ediciones Luciérnaga, Grupo Planeta España.
El misterio de los ceques
La “Relación de las huacas del Cuzco” o Sistema de Ceques,
anónimo conservado en la crónica de Bernabé Cobo (1653),
transcribe el contenido de un quipu que registraba 328
lugares sagrados (huacas) según 41 “líneas” -ceques-
que salían del templo del Sol en el Cuzco y se dirigían hacia el valle...
Tom Zuidema, antropólogo holandés.
“El calendario inca”.
Todo esto traía inevitablemente a mi memoria el conocimiento de los ceques: aquellas “líneas” sagradas que, partiendo del Qoricancha del Cusco, iban uniendo los principales santuarios del Imperio del Sol. Un verdadero sistema espacial religioso que hoy se cree era anterior a los incas. Estos ceques estaban relacionados a la geografía andina, la geometría y la astronomía. Sin embargo, de acuerdo al esoterismo andino, no solo se tratan de rayas que organizan las huacas: este sistema revela las líneas de fuerza de la Pachamama que marcan las “ventanas” hacia mundos sutiles. Y es así que los sabios amautas sostienen que los misteriosos quipus, aquel supuesto sistema nemotécnico mediante cuerdas de lana o algodón, de distintos colores y con diversos nudos que empleaban los antiguos pueblos andinos, eran una forma de “archivar” información sobre los ceques y la ubicación de los lugares de poder que organizan. Hoy distintos académicos, como el respetado antropólogo de la Universidad de Illinois, Brian S. Bauer, consideran a los quipus como una representación de los ceques.
Este secreto andino se empezó a conocer por el escrito del cronista español Polo de Ondegardo (1559) y la posterior reproducción del jesuita y científico Bernabé Cobo. Además, en la década de los noventa, surgieron otros documentos provenientes de un archivo privado en Italia que contenía el único dibujo del periodo pre-moderno conocido acerca del sistema de ceques del Cusco. El dibujo fue hallado en un pequeño libro titulado Exsul immeritus Blas Valera populo sou (La gente del malamente exiliado Blas Valera), cuya autoría recae en el jesuita Blas Valera, expulsado de la orden. Esa información, de acuerdo a los especialistas, coincide con lo revelado por Polo de Ondegardo y Bernabé Cobo.
Cobo describió así a los ceques en su Historia del Nuevo Mundo (1653):
“…Desde el Templo del Sol así como desde el centro salían estas líneas que los indios llaman ceques: ellos confirman las cuatro partes correspondientes a los cuatro caminos reales que partían del Cusco. En cada uno de estos ceques se disponían en orden las huacas y santuarios que había en el Cusco y sus distritos, como puntos de sitios sagrados, cuya veneración era muy común a todos…”
Pues bien, como digo, los chamanes del Cusco creen que estas líneas son algo más que un sistema de organización espacial de santuarios. Para ellos, marcan la ubicación secreta de los lugares de poder. Y no tengo duda de que tienen razón…