«ELLOS» SE HACEN PRESENTES EN LA PANDEMIA
La pandemia también ha supuesto un contagio emocional negativo. Una situación traumática a escala mundial que quedará registrada en negrita en los libros de Historia. ¿Por qué los extraterrestres no fueron más precisos para advertirnos?, me han preguntado en repetidas ocasiones. Considero que, aunque con sus limitaciones, sí lo hicieron. Otro asunto es si hubiesen podido evitar esta tragedia. Tal vez tenían los mecanismos para hacerlo, pero no debían intervenir...
Es conveniente repasar la información: Ivika sostiene que la pandemia no fue un accidente, que se trató de algo planeado que responde a distintos objetivos y, entre ellos, remarca un estudio para evaluar a la población ante escenarios de alta complejidad, un ejercicio que está vinculado a los acontecimientos futuros de El Arca.
Hay que tener en cuenta que no solo la diseminación de un virus puede afectar a nuestra supervivencia, golpear nuestra economía, a obligar a ocultarnos. Hay otras amenazas que pueden generar el mismo efecto. ¿Qué ocurriría si un comunicado conjunto de las agencias espaciales de la Tierra anunciara el inevitable impacto de un gran asteroide en un plazo de pocos meses? Ante una crisis de alcance global la humanidad necesita referencias. Y ahora mismo no las tiene. En salud se supone que la autoridad mundial es la OMS, pero para muchos la imagen y credibilidad de este organismo no es la mejor. En materia del espacio, ¿cuánta confianza le inspira la NASA o la Agencia Espacial Europea al ciudadano común? Podría examinar otros tópicos científicos, militares y políticos, y nos hallaríamos ante la misma coyuntura de desconfianza. No existe, pues, un liderazgo transparente, sólido y creíble para la humanidad. Esa es la cruda verdad. Por ello, El Arca podría estar empujada —al menos en primera instancia— por esa necesidad de establecer un sólido acuerdo mundial con miras a garantizar nuestra supervivencia, cuya última apuesta, ante el fracaso en la Tierra, sería el lanzamiento de las naves hacia Alfa Centauri.
Sé que hablar de un ambicioso proyecto científico engendrado por una suerte de «gobierno mundial» produce escalofríos. ¿Por qué? Si bien la Historia nos enseña que la humanidad ha creado poderosas iniciativas después de superar crisis de toda índole —como pestes, hambrunas y guerras—, no siempre esos esfuerzos han llegado a buen puerto. Por ejemplo, la ONU fue fundada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial. Cincuenta y un países firmaron entonces un acuerdo para mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el progreso social, la mejora del nivel de vida y los derechos humanos. La pregunta es si la ONU siempre fue recta e imparcial, y si estuvo a la altura de la noble consigna de su fundación. Por ello es lícito preguntarse si un nuevo y definitivo acuerdo mundial será impulsado por luminosos propósitos, o si, tras la retórica, obedecerá a lúgubres intereses. Sé que los descendientes de los niños de Chajnantor se hallan ahora en nuestra línea de tiempo para avisarnos de que algo salió mal...
Como no podía ser de otra forma, durante los primeros meses de la pandemia «ellos» se hicieron presentes. Nunca son ajenos a los momentos cruciales de la historia humana. El reporte de avistamientos de ovnis se incrementó dramáticamente y los medios de comunicación trataron el tema con interés. Mientras buena parte de la población planetaria se hallaba confinada en sus casas, los telediarios lanzaban la noticia de que el Pentágono liberaba vídeos de extraños objetos voladores que no pudieron ser identificados.
Si alguien quiso medir la reacción de la gente confinada ante este tipo de noticias, tuvo una oportunidad inmejorable...
Fragmento de Tierra II, nuevo libro de Ricardo González Corpancho.
Mayor información: https://www.planetadelibros.com/libro-tierra-ii/331033