El 20 de enero de 2017 el empresario norteamericano Donald Trump asumía la presidencia de los Estados Unidos. Cuatro meses después, el magnate Robert Bigelow, conocido por ser colaborador de la NASA (suyos son los diseños de los módulos inflables que se han acoplado a la Estación Espacial Internacional) afirmaba en el programa 60 Minutes de la cadena CBS: “Estoy absolutamente convencido de la existencia de los extraterrestres. Eso es todo al respecto. Ha habido y hay una presencia existente, una presencia extraterrestre. Y gasté millones y millones y millones, probablemente gasté más que cualquier otra persona en los Estados Unidos ha gastado en este tema”, declaró. Preguntado si considera arriesgado para su imagen decir en público que cree en los extraterrestres, Bigelow soltó un “me importa un bledo”, y sobre si puede pensarse que esté loco, insistió en que “nada iba a cambiar la realidad” de lo que sabía.
¿Qué sabía Bigelow?
Ese mismo año, en el mes de diciembre, The New York Times publicará imágenes de ovnis captadas durante ejercicios militares de la Armada Naval Norteamericana en 2004 y 2015. A pesar de la controversia, el reconocido diario llevó a cabo una segunda publicación, en marzo de 2018. En total se dieron a conocer tres grabaciones de vídeo, que fueron liberadas gracias al esfuerzo de grupos civiles de investigación como To The Stars Academy (TTSA). En 2019, sin mayor remedio, la Armada estadounidense admitió que los tres vídeos de ovnis eran reales.
David Fravor, uno de los pilotos militares que tuvo el encontronazo con esos objetos, fue categórico: “Aquello no era de este mundo”. “No he visto nada como eso en mi vida, en mis 18 años de experiencia como piloto”. “Nada tiene ese ritmo de vuelo, esa aceleración, tengan en cuenta que aquel ovni no tenía alas”.
Entonces apareció en los medios Luis Elizondo, un oficial de inteligencia militar que, según él, había renunciado a sus funciones solo dos meses antes de que se destapara esta noticia bomba de los encuentros militares con los “no identificados”.
De acuerdo a Elizondo, él cumplió funciones como Jefe del Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Este programa, aseguró, obtuvo la friolera de 22 millones de dólares para funcionar. Habría dejado de operar –oficialmente– en 2012. Ahora Elizondo dirige un programa sobre los ovnis en History Channel, Unidentified, experiencia que le está permitiendo acercarse a otros investigadores ovni y pilotos militares del mundo para entrevistarlos sobre el tema y obtener información.
En medio de este baile, el reconocido físico Michio Kaku, en una entrevista que ofreció en Barcelona en el marco del Ufology World Congress de 2019, lanzó a boca de jarro: “Los militares deben demostrar que no hemos sido visitados por seres extraterrestres: hay vídeos”. También fui invitado a ese congreso, pero penosamente no pude viajar. Sin embargo, amigos investigadores que compartieron momentos íntimos con Kaku me confirmaron este pensamiento del científico.
Entonces, ¿cómo sigue todo?
Durante la cuarentena de 2020 los medios volvieron a publicar los vídeos lanzados en 2017. ¿Por qué ese refrito en plena pandemia? Según mis fuentes en Estados Unidos: para evaluar la reacción del público mundial que se hallaba cautivo por el confinamiento, pegado a internet y consumiendo contenido. Los algoritmos y la inteligencia artificial hicieron el resto en la red. Cada click, cada reenvío de la noticia, cada comentario en Facebook o en WhatsApp, era minuciosamente documentado. Siempre de acuerdo a mis fuentes, esta “evaluación” buscaba medir el impacto de una noticia oficial sobre los ovnis, con miras a sopesar si era el momento de liberar más información al respecto. Una nueva “filtración” que estaba programada para darse a conocer a fines de 2020.
Trump, aseguran mis contactos en los Estados Unidos, es un hombre muy interesado en el fenómeno ovni. Y quiere convertirse en el presidente que revele uno de los secretos mejor guardados del mundo. ¿Será así? Recuerdo que cuando Trump se ha visto expuesto públicamente con el tema ha optado por bromear y esquivar el bulto. Así lo hizo en junio de 2020, cuando fue consultado por su hijo Don Trump Jr. sobre el caso Roswell: “no voy a hablar contigo sobre lo que sé al respecto, pero es muy interesante”, dejó la pelota picando, como dicen los argentinos más futboleros.
Quien no se anduvo con muchas vueltas fue Haim Eshed, nada más y nada menos que el ex Jefe de Seguridad Espacial de Israel. Supuestamente, habría dicho a los medios de su país que inteligencias extraterrestres se hallan entre nosotros y que el presidente Donald Trump estaba al tanto. Por si ello fuera poco, Eshed sostuvo al diario Yediot Aharonot que estos seres de otros mundos, que forman parte de una suerte de “Federación Galáctica”, le habían pedido a los líderes de la Tierra que aún no revelen abiertamente su existencia. Cuando el Jerusalem Post publicó en inglés estas polémicas declaraciones, su eco en Estados Unidos no se hizo esperar. “Fake news”, “Eshed se ha vuelto loco”, “es una broma, solo se está promocionando su libro” (The universe beyond the horizon), “la traducción de su entrevista del hebreo al inglés fue deficiente”, se dijo, entre otras alucinantes hipótesis, en las redes. Ninguna certeza. Desde luego, este caso en particular lo tomo con pinzas y escepticismo, pero no olvido lo que hay detrás del circo…
Arriba, el polémico libro de conversaciones con Haim Eshed, escrito por Hagar Yanai.
Lo que hay oculto tras la niebla es lo que me ha impulsado a escribir estas líneas.
Finalizando este año tan particular con el fenómeno ovni, algunos medios norteamericanos se aprovecharon del 28 de diciembre, el “Día de los Inocentes”, para burlarse e intoxicar. Jugaron con informaciones reales para frivolizar y confundir. Cuidado, porque no todo es falso.
Al parecer Trump intentó liberar una información sensible sobre los ovnis antes de abandonar la Casa Blanca. ¿La “filtración” caerá ahora en manos de Biden? ¿Se renovará el pacto de silencio?
Sea lo que sea, no se podrá tapar el Sol con un dedo.
Detrás de las noticias, y de las auténticas oleadas ovni que vivimos en 2020, hay un mensaje. Estemos atentos.