Fragmento tomado de "Protocolos de contacto" (2019), libro de Ricardo González.

Crédito de la imagen: UFO Secret - President Eisenhower's ET Contact

 

La información que voy a exponer aquí es una combinación de observaciones y análisis, enfrentados con los mensajes que “ellos” han transmitido explicando su escurridizo y extraño comportamiento. Como siempre, el lector juzgará por sí mismo.

Básicamente estos seres afirman que su presencia ante los humanos se halla regulada por reglas, “leyes” y “principios” que no deben romper. Es un factor condicionante que les impide inmiscuirse demasiado en la vida del testigo. Y si lo llevamos a escala mundial, el riesgo del caos, desde luego, sería mayor. Los extraterrestres parecen considerar que el camino correcto para presentarse ante nosotros debe seguir un largo proceso de educación, gradual y organizado. Así no interferirán caóticamente en nuestros asuntos y nos irán revelando poco a poco, como la gota que horada la piedra, la realidad de su presencia.

Soy consciente que solo tomando en cuenta la etapa moderna del fenómeno ovni y los testimonios de encuentros cercanos llevamos más de setenta años de espera, un tiempo demasiado prolongado para la percepción humana que agota toda paciencia y liquida las esperanzas de asistir a ese ansiado contacto oficial con los extraterrestres. Somos humanos, y con esa perspectiva humana intentamos vislumbrar el comportamiento de esos seres, juzgando lo que deberían hacer, cómo, cuándo y con quiénes. Es entendible.

Sean quienes sean, estas inteligencias no humanas han demostrado tener el conocimiento, la tecnología y el poder suficiente para aplastarnos. Y no lo han hecho. Si aún no se muestran abiertamente ante la humanidad es porque podrían estar aguardando algo: un evento o resultado de un proceso en el que intentan no mezclarse demasiado para no arruinarlo. Y aquí me estoy refiriendo a otro de los controvertidos mensajes extraterrestres que aseguran que la Tierra es un “planeta escuela” en donde todo lo que sucede repercute en otras realidades del cosmos. Si bien esta información suena un tanto "mesiánica", no es un delirio aceptar que los humanos podríamos estar conectados con otras inteligencias del multiverso desconocido. Si es así, la pregunta es por qué la Tierra. Y aquí se abren mil y un hipótesis. Las más conocidas en la ufología sostienen que nuestro mundo ya fue visitado por “ellos” en la antigüedad y que somos en cierta medida “descendientes” de los viejos “dioses”, entidades que actualmente monitorean y vigilan a sus vástagos como parte de un complejo y asombroso aprendizaje que durará hasta que llegue el momento de revelar el incómodo secreto. No todos los investigadores ven con agrado esta posibilidad, y de hecho consideran que esos seres solo pretenden controlarnos con objetivos de fondo ocultos para nosotros. El extremo de esta teoría de conspiración argumenta que todos los males del mundo son en buena parte culpa de los extraterrestres y su disimulado plan de “esclavitud de la humanidad”. Independientemente de la variada naturaleza e intenciones de los grupos de “extraterrestres” que operan en la Tierra, cada uno de ellos siguiendo, como ya mencioné, agendas muy dispares entre sí, pienso que achacar todos los problemas de la humanidad a una conjura cósmica es una solución fácil y cobarde ante nuestros propios problemas humanos. No digo que no puedan existir enrevesados capítulos cósmicos que ignoramos y que entroncan con nuestro proceso humano. Tenemos información sobre ello. Solo reflexiono en que las exageraciones nos hacen perder de foco el panorama y el real sentido de nuestra misión como especie. Considero, pues, que estos seres no se esconden porque están tramando algo oscuro con la humanidad. Sencillamente nos evitan porque no estamos listos.

Numerosos episodios de la Historia demuestran lo que ocurre cuando una civilización “superior” toma contacto abierto con otra en vías de desarrollo. Se produce un choque cultural y la civilización más fuerte y preparada prevalece. Los extraterrestres lo saben y por ello han aguardado. Si quisieran invadirnos lo hubiesen hecho hace mucho tiempo, como cuando aún estábamos realizando arte rupestre en las cavernas. Entonces, ¿qué esperan para presentarse? Que estemos listos, aunque la impaciencia nos haga pedazos.