Ya he hablado antes de Monte Perdido, ese maravilloso lugar de contacto emplazado en el Pirineo español, a un tiro de piedra de la frontera francesa.
Desde el año 2014, en los meses de junio cerca al solsticio, realizo allí un seminario anual que congrega a visitantes provenientes desde distintas regiones de España y Europa, incluso Latinoamérica.
Unas ciento setenta personas copamos una vez más el camping Pineta para esta quinta edición del encuentro, que es un momento especial para compartir todo lo que hemos venido investigando y publicando y, además, un entorno ideal para intentar algún tipo de experiencia de contacto.
Como en otras ocasiones, hubo algunos objetos anómalos que fueron vistos en el cielo e incluso en tierra, entre ellos unos curiosos destellos dorados con forma de “gusano” o cilindro. Fueron detectados por varios miembros del campamento y captados en más de una fotografía. Comparto abajo dos capturas.
Captura de Begoña García.
Otra captura fotográfica de esos extraños destellos (que fueron vistos por varios testigos). Cortesía Lola Conde.
Un hecho interesante ocurrió el sábado 23 de junio. Al reunirnos en un descampado que tiempo atrás identificamos como “ideal” para intentar una comunicación o contacto –en el año 2012 un objeto se había colocado sobre ese punto y lanzó una suerte de haz de luz a tierra, en presencia de cuatro testigos–, surgió, de pronto, en el hermoso cielo del atardecer, un objeto que emitió un pulso de luz plateada. Estimamos que apareció a unos sesenta grados en la bóveda celeste. Avanzó e hizo otras dos pulsaciones, una de ellas de un color azulado muy especial. Desde luego, el avistamiento generó la algarabía de la gente, pero por prudencia le puse paños fríos al asunto. “Hay que descartar cualquier tipo de objeto espacial terrestre” –me dijo David Cintas, que está haciendo su máster en Física y se dedica a la astrofotografía– (luego de investigar la posición y hora del avistamiento con aplicaciones de tracking, como el Stellarium Satellites y otras similares como Heaven´s Above, estaba claro que no había ningún objeto visible o Iridium Flare en la zona…). Sabía de que “aquello” era algo anómalo. Pero intenté de que el enorme grupo allí reunido no perdiera la compostura.
Acto seguido nos sumergimos en técnicas de concentración y meditación con mantras para aquietarnos y aguardar con calma cualquier posible “mensaje”.
Fue entonces que recibí la siguiente psicografía:
Valle de Pineta, Monte Perdido, Pirineos (España).
23:00 hs.
Sí, soy Ivika.
¿Desean conocer algo más sobre nuestra concepción de la vida?
La vida no es un hecho fortuito. Ni un acto de sobrevivencia. Es hallarse conectado a la dinámica de un universo en constante crecimiento y expansión.
Para la criatura humana la vida en la Tierra se reduce a un corto proceso biológico de existencia, cuando, en realidad, se trata de un enjambre de enlaces entre el ser y el Gran Ser: aquel tejido o red de la Creación que los humanos denominan “Dios”. Lo pueden interpretar como una matriz inteligente, un conjunto de principios cósmicos, leyes superiores, formas y vibraciones que se pueden percibir en el “mundo de la materia”: un reflejo de una realidad mayor.
En los vórtices de la Tierra se puede acceder al conocimiento de la “vida en expansión”, pues en estas ventanas el flujo de información se manifiesta con fuerza. Ya lo han aprendido y, como saben, nosotros fluimos en esos pliegues. “Las puertas de la vida” –les llamaré así– son lugares de aprendizaje, verdaderos manantiales de recuerdos, archivos cósmicos.
Monte Perdido y otros escenarios semejantes de la Tierra “funcionan” así. Lo hemos explicado en anteriores transmisiones. Les acercamos estos conceptos porque la misión que emprenderán con la expedición de agosto (Altái-Paititi) tiene relación con todo esto. Y con un poderoso mensaje que será clave para el futuro.
Hoy hemos previsto que una energía procedente de esta zona-vórtice sea canalizada por nosotros para ser “depositada” en ustedes. La energía ya está presente. Solo extiendan sus manos. Y siéntanla. Luego crucen los brazos en el pecho, e integren lo percibido. Esta radiación actuará en ustedes, les hará comprender ciertas cosas y les hablará en el lenguaje de los sueños.
Les observamos desde arriba, pero en tierra también estamos.
Con amor,
Ivika
La reflexión de Ivika (una entidad femenina que ha estado en contacto con nosotros y que afirma ser parte de una misión procedente de Alfa Centauri), aunque simple y sencilla, encerraba una verdad profunda y aportaba algunas claves para nuestra futura expedición a Asia central y las selvas del Manú. Ya escribiré con mayor profundidad sobre ello cuando esos viajes se concreten.
Pues bien, hicimos la práctica sugerida por Ivika. Invité a que cada cual participara si así lo sintiese. Todos decidieron hacerlo. Seguimos las instrucciones colocando las manos en actitud de recepción. No ocurrió nada extraordinario fenoménicamente hablando. Sin embargo, de acuerdo a los testimonios que reuní en el grupo, cuando cruzaron las manos en el pecho con lo que supuestamente habían recibido –la “energía” a la que hace mención Ivika en el mensaje–, experimentaron sensaciones poderosas de plenitud, de consciencia con el lugar y consigo mismos. ¿Fue un delirio colectivo? ¿Una sugestión atizada por el presunto mensaje y el avistamiento? ¿O ciertamente, como dijo Ivika, una energía procedente de esta zona-vórtice de Monte Perdido había sido “sembrada” en nosotros para hacernos comprender algo? Un fenómeno similar, aunque más contundente en su fenomenología había sucedido en el año 2015 con los “Cristales de Minius”. Pero esto era otra cosa. Sencillamente una suerte de iniciación con la naturaleza de estos centros de fuerza, esas “Puertas de la Vida”, como se le llamó en el mensaje.
Como haya sido, el detalle es que esa misma noche soñé cosas increíbles…
Aunque no estoy en condiciones de compartir todo lo que recuerdo de esos sueños tan lúcidos, puedo adelantar que “alguien” me explicaba en los mismos que la expedición Altái-Paititi no solo cerraría un ciclo importante para nuestro proceso de contacto e investigación, dando inicio a otro, sino que reuniría una comprensión de todo lo hecho para encaminar el futuro.
Lo explicaré en un pincelazo.
En diversos grupos de contacto se ha venido señalando la zona del muro de Pusharo como un centro de fuerza de marcada importancia no solo para el Perú, sino para toda Sudamérica. Si le hacemos caso a viejos mensajes de origen extraterrestre, Pusharo es una de las puertas que conectan con el verdadero Paititi, que es algo más que un presunto yacimiento arqueológico enterrado en el laberinto verde del Manú. Desde los años cincuenta distintos contactados y esotéricos han acudido allí, como el caso del estadounidense George Hunt Williamson, un estudioso que salió de la entrañas del grupo de contacto de George Adamski en California. El equipo de Williamson estuvo en Pusharo en 1957 y, luego de la publicación de su libro “El Secreto de los Andes” (publicado en 1961 con el pseudónimo de Brother Philip) otros testigos de contacto en Latinomérica se lanzarán hacia el “muro de los símbolos”. Yo mismo acudí a esa región del Manú en tres expediciones distintas. Mi primer libro, “Los Maestros del Paititi”, habla sobre este misterio basado en nuestra novel incursión de 1996. Paititi, para mí, fue una etapa que viví intensamente en los años noventa.
Pues bien, la “voz” del sueño me hacía comprender que Altái y los secretos de Asia central había sido parte de esta última fase de nuestra “preparación”. El unir ambos lugares –las selvas del Paititi y las montañas que amó Roerich–, dos parajes del mundo tan alejados el uno del otro, en una sola expedición, era una hazaña sin precedentes que generaría algo poderoso. Entrelazaría dos etapas de nuestras vidas y de mucha gente, momentos abundantes de revelaciones y claridad. Era sellar un enlace entre el corazón de Asia con el “corazón del corazón” –el espíritu del Paititi– en Sudamérica.
Ignoro quién me “explicó” todo esto en el “sueño” de Monte Perdido.
Tal vez Ivika tenía razón:
“…Esta radiación actuará en ustedes, les hará comprender ciertas cosas y les hablará en el lenguaje de los sueños”…
La expedición Altái-Paititi se desarrollará entre el 24 de julio y el 20 de agosto.
Un objeto anómalo de apariencia lenticular es captado desde la zona de nuestras cabañas por Giovanna Rodríguez.