Fragmento de Tierra II, una humanidad extraterrestre, de Ricardo González Corpancho. Ediciones Luciérnaga, Grupo Planeta España, 2021.

 

[…] Buena parte de los niños-astronautas implicados en el viaje espacial habían nacido allí, en Chajnantor. Algunos nacieron por vía natural, y otros, sorprendentemente para mí, fueron parte de un “cultivo”. Sea cual fuese el caso estamos hablando de una exigente selección de candidatos por sus antecedentes genéticos, siendo muchos de ellos hijos o descendientes directos de importantes astronautas, científicos, o militares, como también linaje de reconocidas figuras de la sociedad humana que contribuyeron en otras áreas del conocimiento como el arte. Todo había sido calculado milimétricamente. Según pude comprender, eran miles de aspirantes, elegidos “desde antes de nacer” gracias al minucioso rastreo de sus padres y ancestros.

[…] Los ancestros de los niños de Chajnantor ¾léase, la humanidad actual¾, fueron ¾son¾ minuciosamente observados y estudiados desde distintos frentes que superan lo inimaginable...

Los niños nacerán dentro del programa de “El Arca”. Y muchos de ellos crecerán en escenarios de alta montaña obedeciendo a un propósito: adaptarse desde el día uno de su existencia a parajes de gran altitud, similares a los que se encontrarán en los planetas montañosos del sistema Alfa Centauri.

Chajnantor, como ya mencioné, se sitúa a unos cinco mil metros sobre el nivel del mar. Es, sin duda, un paraje duro, pero ideal para ALMA debido a sus bajas temperaturas y cielos transparentes. La sequedad y altitud de la llanura garantizan una mejor captación de las ondas de radio que llegan desde el espacio. Pero ALMA no es “El Arca”. Sobre los cimientos del citado observatorio nacerá este programa espacial secreto que llevará al hombre a “Tierra II”. 

Me resulta desgarrador que la humanidad se haya visto empujada a abandonar la Tierra para asegurar su supervivencia, y a costa de dejar a los otros ¾al resto de la población mundial¾, a su suerte en la irreversible catástrofe. Como ya había visto en el contacto de Ichic Puna, solo cuatrocientos elegidos, hombres y mujeres en la flor de su juventud, representando en sus genes a distintas etnias y culturas de la Tierra, viajarán el 12 de abril de un año aún por venir hacia Alfa Centauri. Ni siquiera las grandes mentes que trabajaron por el proyecto de “El Arca” irán con ellos. El viaje es tarea de los jóvenes astronautas, cuya corta edad, salud física y plasticidad mental eran indispensables para resistir tamaña odisea espacial. Su misión ¾en la línea de tiempo que el cubo me mostraba¾ tuvo éxito, pues alcanzaron a Alfa Centauri y lograron establecer las bases de la colonia.

Pero no estuvieron solos...

En Alfa Centauri se produjo un encuentro con los extraterrestres vinculados al éxodo de “Apu I”, quienes ayudaron a los recién llegados humanos a adaptarse. Con el tiempo, los descendientes de la misión humana y los colonos extraterrestres se mezclaron, dando origen a una especie híbrida…

El autor observando la meseta de Chajnantor desde las instalaciones de ALMA. Esa altiplanicie jugará un papel medular en el futuro de la humanidad.

 

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