Es uno de los fenómenos más extraordinarios del contactismo: coordinar con “ellos” una experiencia en tiempo y espacio. Es decir, un “acuerdo” de contacto. Este tipo de episodios, presentes desde los inicios de la Era moderna de los ovnis, ha tenido una especial impronta en Latinoamérica y por ello he decidido rescatar en este artículo un mensaje, una información extraída de las denominadas “Enseñanzas de Erks”. Y es que en las inmediaciones del mítico cerro Uritorco, en Argentina, también se han vivido este tipo de encuentros “pactados”.
Arriba: arte de la célebre película Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, que exploró la posibilidad de un encuentro pactado con los extraterrestres al pie de una montaña. Crédito de la imagen: Sony Picture Digital, 2007.
El mensaje recibido en el Uritorco:
Witaikon en transmisión.
Nuestras manifestaciones en el plano de percepción de un humano obedecen a un plan trazado. Nos dejamos ver cuando el auto-convocado está listo. Y si realmente requiere de esa experiencia, que procura fortalecerle y acercarle un poco más a nosotros y al desarrollo de las tareas. Sin embargo, no todos los auto-convocados en servicio necesitan vernos.
Sabemos que una experiencia física, palpable, medible, discutible, es importante para muchos, pues así se reafirman en lo que han venido sintiendo y redescubriendo en relación al contacto con nosotros. Pero no siempre podemos dar esa verificación. Depende de muchos factores. Nuestra limitada aproximación a un testigo debe ser cuidadosa, pues esta altera su línea de tiempo-consciencia, un evento que no podemos propiciar si el auto-convocado no está listo para vernos y, más importante aún, asumir las consecuencias posteriores de un encuentro. ¿Quien nos vio está dispuesto a dar testimonio de ello? ¿Se comprometerá más en la tarea, a pesar de que quienes no nos vieron y le escuchen le acusarán de estar mintiendo?¿Las pruebas le obligará a volver a su vida normal, procurando olvidar lo vivido? Vernos, es, para ustedes, y nosotros, una gran responsabilidad.
Una vía que tomamos para comunicarnos sin interferir demasiado en la psiquis humana es el mundo de los sueños. Allí podemos comunicarnos con un margen reducido de afectación. El soñante iniciado sabrá procesar la experiencia sin que esta interfiera en su plano físico de acción. Como les decimos, es cuando nos ven en su plano material de percepción cuando debemos hacer distintos ajustes.
Penosamente, muchos buscan el contacto con nosotros en los distintos nodos, esperando vernos, confundiendo tecnología terrestre puesta en el espacio o fenómenos de la naturaleza con nuestras manifestaciones. Como ya han aprendido, la forma más segura de verificar de que somos nosotros es a través de los encuentros programados, en donde acordamos con el auto-convocado el día, lugar y hora del contacto, permitiendo, incluso, de que lleve testigos y que nos puedan fotografiar en nuestra forma de luz. En estos encuentros programados no solo actuamos nosotros. Misiones de seres de origen extraterrestre, criaturas que tienen cuerpo físico y que se desplazan en naves materiales, aunque con la capacidad de moverse entre las dimensiones, contactan, también, a los grupos de superficie que están en servicio. Otorgan este tipo de corroboraciones siguiendo un protocolo. Trabajamos unidos en el Plan Mayor. Por esta razón han sido testigos de vehículos concretos de origen extraterrestre en los cielos del Uritorco, y, también, nuestras apariciones lumínicas en los lugares de poder.
Detrás de cada contacto con un testigo hay un programa.
Hemos contactado a muchos en la zona del Vórtice, pero no pocos dicen estar en enlace con nosotros cuando no ha sido así.
Seguiremos entregando verificaciones de nuestra presencia a aquellos honestos caminantes que estén dispuestos a ser y estar. Que sean capaces de seguir adelante a pesar de las pruebas.
Vernos, no hace especial a nadie, sino a la misión encomendada.
El contenido de este breve mensaje es clarificador. Explica la importancia de la verificación de un contacto a través de una experiencia de acercamiento “programada”. En mi libro, “Protocolos de Contacto”, distingo hasta cuatro niveles de verificación: