El sol quemaba la piel en los Andes de Áncash. Yungay lucía hermosa al abrigo de corpulentas montañas y verdes pastos que nunca me cansaré de admirar. En ese multicolor escenario el conocido investigador canadiense Rob Freeman me interrogaba sobre los encuentros cercanos en los Andes peruanos mientras el camarógrafo y miembro de su equipo, el carismático Marc Mcnabb, captaba nuestra conversación en vídeo.
La entrevista era parte del rodaje de un documental en Perú, con miras a transmitirse más adelante a través de una conocida tv de contenido streaming. Fueron largos días de investigación y experiencias en distintos puntos de mi país, desde Huascarán al desierto de Chilca, del valle de Urubamba en Cusco a la altiplanicie de Marcahuasi. En medio de esa faena, Freeman, fundador de CSSAA (Centre for the Scientific Study of Atmospheric Anomalies), fue testigo de varios sucesos “anómalos” vinculados a los ovnis. Fue entonces cuando me lanzó a bocajarro: ¿es posible asistir a un avistamiento programado? Freeman quería algo más que una vigilancia nocturna del cielo en búsqueda de anomalías. Quería ser parte de un evento en donde “ellos” hubiesen garantizado su presencia en una coordenada específica. “Te espero en el desierto de Atacama, en septiembre”, le dije. Y decidimos guardar silencio sobre esta invitación para no generar mayores expectativas. Paola Harris, quien participó también de este documental, aceptó nuestra invitación para acudir a Chile. Era el inicio de una increíble aventura.
Ricardo González es entrevistado por Rob Freeman y Marcus Mcnabb en Yungay.
Por qué un nuevo encuentro en Atacama
Llevar a cabo un encuentro en pleno desierto de Atacama era una hazaña. Y lo logramos en un primer evento en 2016. Repetir esta situación en septiembre de 2019, tres años después, resultaba, sin dudas, aún más difícil. La explicación cae de maduro: luego de la primera reunión, tan exitosa en sus alcances, la vara se puso muy en alto y disparó una desbordante expectativa. No era para menos: en el anterior encuentro se produjo un contacto físico en el Valle de la Luna. En esa entrevista, que sostuve “cara a cara” con “ellos”, obtuvimos nueva información sobre la importancia del agua y la visión extraterrestre que asegura que ese elemento se desdoblaría en “siete estados”; además se nos habló del origen de los colonos no humanos en Alfa Centauri y su búsqueda de lo que denominan el “ancestro común”. Todo esto lo he compartido abiertamente en anteriores informes en este sitio web y en mi libro “El Arca”. Por si ello fuera poco, inmediatamente a ese encuentro cercano pudimos visitar ALMA y la meseta de Chajnantor, un lugar que los extraterrestres señalaron como la futura plataforma de despegue hacia Alfa Centauri: el nuevo hogar que buscaría el hombre en el espacio (para el lector no familiarizado con esta información, sugiero leer el siguiente artículo: http://www.legadocosmico.com/articulo.php?page=el-mensaje-de-alerta-de-los-apunianos). Para coronar la situación con el encuentro de 2016, empezó a circular una foto por demás curiosa, que parecía haber captado a un extraño visitante en el campamento Wayra de Atacama, un presunto gigante de unos tres metros de estatura, ni más ni menos. El análisis de la referida imagen dio la vuelta al mundo (http://www.legadocosmico.com/articulo.php?page=el-humanoide-de-atacama).
Luego de todo esto, como podrá imaginar el lector, convocar a un nuevo encuentro en Atacama era muy delicado. ¿Y si decía publicamente que el equipo de Rob Freeman viajaba desde Canadá para registrar un avistamiento programado? Por todo esto elegí ser cauto antes, durante y después del encuentro en Atacama. Puse paños fríos cada vez que pude. Y lo hice así porque el principal objetivo de esta nueva convocatoria en el desierto chileno no era el citado avistamiento. “Ellos” nos habían convocado para algo más profundo a través de distintos mensajes psicográficos que fueron apoyados con avistamientos, como ocurrió en Isla de Pascua (septiembre 2018) y Curarrehue (enero 2019). De acuerdo a Ivika, la “comandante” del grupo de seres que nos contacta, este nuevo encuentro en Atacama procuraba cerrar una etapa y abrir otra, una cita que pudiese afinar todo lo que hemos venido comprendiendo sobre la experiencia de contacto y sus extraordinarias revelaciones, y así abrir una puerta para los siguientes pasos y tareas. De acuerdo a los extraterrestres, cuando uno acepta una invitación de esta naturaleza y se hace presente en el lugar “marcado”, activa procesos que no se movilizarían de otra forma. Es lo que “ellos” denominan protocolo de “Zona Neutra”. Lugares de contacto como Monte Shasta, Monte Perdido, Marcahuasi o el propio desierto de Atacama –por mencionar solo algunos enclaves– son zonas neutras. Es como un viajero que ingresa a la embajada de su país en otra nación. Cuando está en la embajada, se halla bajo las reglas de su país. Algo semejante era acudir a Atacama bajo este contexto: estar allí era conectar con otras realidades a las que pertenecemos y hemos olvidado.
El 25 de enero de 2019, en la ya citada localidad de Curarrehue, Ivika confirmó la invitación:
Ratificamos la coordenada de Atacama (27-29 de septiembre 2019, un nuevo lugar en el desierto). La convocatoria será significativa, pero acudirán aquellos que ya sintonizan con el mensaje sobre la misión humana hacia Alfa Centauri. Será una dinámica de auto-selección...
...Los tiempos se entrelazan y es necesario accionar en este urgente momento planetario. Volverán a proyectar el hipercubo; utilizarán esta herramienta en Atacama para facilitar una nueva interacción con ese futuro paralelo en Tierra 2. Es todo lo que por ahora podemos decirles.
Una luz pulsando sobre nosotros
Trescientas cuarenta personas de veinticuatro países acudieron a esta cita en el desierto de Atacama. No me detendré a narrar los detalles de la organización. Fue un proceso largo y difícil, también costoso, pero que gracias a la colaboración de todos los asistentes sacamos adelante con éxito. Mi corazón agradece especialmente a la comunidad nativa Chalarquiche. Ellos fueron nuestros inmejorables anfitriones.
Desde la primera noche fuimos testigos de algunos avistamientos. Pero Ivika fue clara en un mensaje mental que me transmitió y compartí abiertamente al publico: “Reúnanse el sábado 28 a las 9:00 pm”. Era la coordenada de contacto que ya había comunicado a Freeman, sugiriendo estar atentos como mínimo hasta las 10:00 pm porque en esa “ventana” intentaríamos una comunicación, un contacto mental. A diferencia de otros encuentros programados, en donde “ellos” marcan una coordenada espacio-tiempo para una manifestación visible, este encuentro en Atacama requería otro tipo de dinámica y atención. Cientos de personas cargadas de sus propias expectativas, y entre ellas muchos investigadores, hacían de este escenario un verdadero cóctel de emociones. Pero superamos esa marea. Lo digo con orgullo y alegría. Atacama estuvo lejos de una reunión ufológica de entretenimiento, como suelen sentenciar los detractores seriales de este fenómeno. Se enfrentó el contacto con seriedad. Y si bien la expectativa de tanta gente es imposible de controlar, hubo calma cuando nos reunimos en el desierto faltando solo quince minutos para las nueve. Y, a la hora exacta marcada por Ivika, algo apareció sobre nosotros...
Un objeto empezó a pulsar luz exactamente sobre nuestra ubicación. De acuerdo a mi reloj, esto empezó a a ocurrir a las 9:01 pm. Rápidamente descartamos un satélite. Las aplicaciones astronómicas instaladas en un sinfín de teléfonos móviles reportaban ausencia de Iridiums flare o el paso de la ISS (Estación Espacial Internacional). Tampoco había nada en ese sector del cielo, de acuerdo a las mencionadas aplicaciones de tracking, que nos haga suponer que un viejo cohete en órbita, satélite geoestacionario o geosíncrono, nos estuviese jugando una confusión. ¿Es que acaso Ivika “anunciaría” el avistamiento de un satélite o el paso de chatarra espacial? Entonces el objeto empezó a pulsar destellos constantes de luz, y seguía aparentemente detenido sobre el grupo, que ya entusiasmado lo observaba mientras algunos skywatchers allí presentes lo señalaban con los láser y se disponían a filmarlo. Eran las 9:05 pm. “Aquello” estuvo sobre nosotros varios minutos... De hecho, Rob Freeman lo empezó a grabar desde las 9:07 pm, por cinco minutos...
Sin duda, era otra cosa...
Por si fuera poco, luego de estar inmóvil largos minutos, el objeto dio la impresión de moverse y entonces lo dejamos de ver. Contamos más de treinta pulsos de luz en nuestro “visitante” cuando nos dispusimos a intentar la comunicación telepática (en el vídeo obtenido por Freeman, con cinco minutos y quince segundos de duración, se cuentan 116 pulsos de luz). Qué decir. Había una atmósfera especial mientras todo esto ocurría.
El equipo de Freeman apostado en el desierto de Atacama (foto: Carlos Galliquio).
He aquí la comunicación obtenida a través de la psicografía:
“Soy Ivika.
Sí, estamos aquí. Hemos acudido en el parámetro horario que les indicamos. Nuestra intención es validar el contacto y acercarnos más a ustedes en intención fraterna de intercambio.
Fueron citados en Atacama para complementar lo vivido en el encuentro programado del Valle de la Luna en 2016. En aquel contacto les hablamos de la importancia del agua, sus estados desconocidos por el hombre y nuestra búsqueda del “ancestro común”, una llave que estimamos se encuentra en la Tierra. Es un secreto que fue parcialmente conocido por sus ancestros. El hombre de las antiguas edades supo leer al planeta y su vinculación con el cosmos.
Tomen en consideración que hay un fragmento de esa información que compromete a todos los seres conscientes. Sabemos que esa llave ayudará a establecer lazos duraderos y armónicos entre las distintas civilizaciones. Como ya les anticipamos, esta búsqueda del “ancestro común” va más allá de una indagación científica. Es parte de un programa de redención”.
Estamos monitoreando sus conversaciones y en esta transmisión estamos en condiciones de confirmarles que, aunque nosotros somos reales, en el concepto que ustedes tienen sobre la realidad, esto es, nuestra apariencia humana y estructura física, también es cierto que algunos de los mensajeros o enviados a experiencias de contacto, a cargo de misiones antropológicas de acercamiento, fueron robots biológicos, “avatares”, como dirían ustedes. Algunos de estos enviados fueron controlados a distancia, y en otros casos más específicos no hubo intervención remota, pues los mensajeros disponían de consciencia: eran parte de operaciones autónomas programadas sobre la base de una avanzada inteligencia artificial.
Los científicos de la Tierra saben de esto y lo están deslizando en sus artículos y entrevistas. Accedieron a esta información gracias a nosotros. Pero a pesar de que han intentado desarrollar esta tecnología sus esfuerzos no los han llevado adonde querían, obteniendo resultados incompletos. Los científicos no comprendieron que ciertos avances tecnológicos que se adentran en poderosas fuentes de fuerza y consciencia exige ética y respeto con las reglas que gobiernan el universo, reglas que ellos desconocen. En diversas civilizaciones extraterrestres hay antecedentes del mal uso del conocimiento y sus lamentables consecuencias. Un error semejante en el proceso humano en la Tierra sería irreparable.
Por ello estamos aquí.
Nos hallamos entre ustedes porque somos, en esencia, lo mismo
No nos vean como algo ajeno. Somos, por decirlo de algún modo, sus propias proyecciones que intentan advertirles de que viene una gran oportunidad.
Podríamos decir más en este mensaje, pero es mejor que lo vean por sí mismos atendiendo la información que les va a llegar.
Con ustedes, Ivika
A todos los que han venido aquí, fueron invitados. Se probaron a sí mismos. Conectarán, sentirán y comprenderán lo que realmente necesitan. Es un nuevo inicio. Una nueva etapa que constatarán en los venideros acontecimientos personales y globales.
Antarel
La experiencia de Dan Berg
“Atiendan la información que le vas a llegar”, rezaba el mensaje de Ivika. Acto seguido recibí sus instrucciones mentales para llevar a cabo una intensa práctica de visualización y concentración con el hipercubo. De acuerdo a los extraterrestres, esta técnica de meditación que hace uso de la citada figura geométrica en movimiento, si es aplicada en el contexto correcto, podría generar una suerte de puerta espacio-tiempo a nivel mental: un acceso hacia otras líneas de tiempo en donde se puede extraer información. Eso fue exactamente lo que intentamos, con la mira puesta en Alfa Centauri.
Describir lo que muchos vivieron en esta experiencia es difícil de resumir. Pero puedo mencionar que las “visiones” e “impresiones” que llegaron durante este complejo ejercicio de contacto nos situaron en una línea de tiempo “futuro”, una visión de las colonias humanas establecidas en el exoplaneta seleccionado para volver a empezar en la región estelar de Alfa Centauri. Pero algo había ocurrido. La colonia humana en ese lejano mundo estaba enfrentando problemas de convivencia y supervivencia. ¿Acaso habíamos “exportado” al espacio nuestros viejos dilemas y contratiempos que nos empujaron a abandonar la Tierra? ¿Por ello los “descendientes” de esa misión espacial “regresan” a nuestro tiempo para advertirnos y reaprender? El lector comprenderá que no estamos en condiciones de ahondar en esta información. Pero creo que su mensaje es claro. Por lo pronto, como recomendó Ivika, estamos uniendo las piezas en el mejor marco de comprensión para evitar caer en una precipitada divulgación. El encuentro en Atacama, con la presencia de “ellos” en el parámetro horario marcado, y seguidamente esta “recepción” de información, estaba abriendo una nueva etapa de contacto e investigación para todos nosotros.
Pero debo decir algo más. Si bien este era el objetivo global, una tarea que logramos con creces, había, además, una especial invitación personal para volver a tener un contacto físico. Una invitación a un nuevo encuentro que había llegado a mí a través de distintas personas.
Luego del avistamiento, que Rob Freeman y otros investigadores pudieron grabar, y la maravillosa experiencia con el “hipercubo”, examiné detenidamente la situación en nuestro campamento, el contexto, la emoción de la gente. Entonces comprendí de que no era el mejor momento para volver a encontrarme con “ellos”. Así, tuve un “diálogo mental” con Ivika, apoyado con un avistamiento, en donde compartimos la misma evaluación de modificar la experiencia. Aunque inicialmente la posibilidad de ese contacto estaba dada, Ivika reconsideró el contexto humano, tan complejo de anticipar y controlar incluso para su tripulación, y así decidió postergar esa experiencia. No obstante, me atreví a pedirle algo: “conecten con otra persona, ajena a mí y al grupo que habitualmente me rodea. Si así lo consideran sería hermoso que otros puedan vivir estos encuentros”, pensé con fuerza, mientras mi corazón latía de emoción al ver a tanta gente contenta.
Esa misma noche, antes de terminar la jornada, Paola Harris me localiza y me dice asombrada: “Uno de los camarógrafos de Rob Freeman siguió unas luces en los árboles y se perdió por más de una hora”.
–¿Se perdió? –le dije sorprendido.
–Dice que una voz entró en su cabeza y le dijo que “esté preparado”, repuso Harris.
Arriba: Harris recibió en Atacama un reconocimiento a sus cuarenta años de investigación.
Se trataba de Dan Berg, quien, para mi asombro y el de todos los asistentes, al día siguiente, aún emocionado, relató su experiencia con la traducción de nuestra querida Chris de Francia. Transcribo su declaración:
“Me sentía atraído por los árboles. Así que me dirigí hacia ellos. Entonces irrumpió una voz masculina en mi cabeza. No eran mis pensamientos. Era algo ajeno. En repetidas ocasiones me pidió “estar preparado”. Luego volví a buscar a mis compañeros, el lugar de las cámaras. Pero después seguí caminando. Entonces llegué bastante lejos en el camino, hasta hallarme ante cinco árboles que se encendieron en luz. Seguí esa luz, y me quedé allí un tiempo, y nada más pasó. No recuerdo nada más”, afirmó el camarógrafo. ¿En dónde estuvo más de una hora luego de haber entrado en esos “árboles iluminados”? Un detalle no menor es que Berg no fue el único que vio esa “energía” en ese sector de los árboles. Otros asistentes al campamento, entre ellos el periodista argentino Carlos Galliquio, detectaron esa anomalía, una “anomalía” en la que entró Berg...
Arriba: Dan Berg dialoga con Ricardo González frente a todo el campamento.
“No sabes lo que he visto”, le dijo el camarógrafo a Fernando López de México al volver de su experiencia, un encuentro cercano que el bueno de Dan ahora mismo no recuerda...
¿Fue la respuesta de Ivika a mi pedido?
Considero que, como haya sido, no fue “casualidad”. De hecho, Andrea Maisenti de Argentina había recibido un mensaje mental que le informaba que uno de los camarógrafos afrontaría una experiencia en la cual “se le bañaría de información”. ¿Se trata de Dan Berg? Si es así, a su tiempo lo recordará...
Lo que puedo decir es que cuando le abracé, sentí la energía de “ellos” en su cuerpo. Estaba clarísimo que algo extraordinario le había ocurrido. Sonreí...
Ivika habla en "sueños"...
De ninguna manera fue producto de la sugestión. Aquel “sueño”, lo sé, no era consecuencia de la ajetreada e intensa marea de experiencias y testimonios ese día en Atacama. Desde luego, no puedo probarlo, pero ese encuentro onírico, tan real como si lo hubiese vivido en el plano físico, me “despertó” muy temprano en la mañana del domingo, a puertas del cierre de nuestro encuentro.
Recordaba con toda claridad que había salido de mi tienda de campaña. Incluso recuerdo haber visto mi reloj: eran las 3:30 am. Caminé hacia el descampado central, y de pronto todo a mi alrededor se “apagó”. Ya no veía las tiendas de campaña, ni la silueta del gran volcán Licancabur emergiendo en los Andes. Ni siquiera las estrellas. Solo un cubo blanco, luminoso, enorme, depositado en el suelo. En su interior estaba Ivika, de pie, vestida con un traje color plata, muy ajustado a su atlética figura. Como si estuviese hipnotizado entré en ese cubo, mientras analizaba, consciente, este curioso “sueño vivido”; pensaba si aquella figura era parte de lo que habíamos trabajado en el ejercicio de co-creación de un hipercubo o si, tal vez, estaba entrando en otro lugar y mi mente lo estaba codificando de esa forma. Como fuese, allí me encontraba, y en ese luminoso escenario Ivika me transmitió los siguientes tres conceptos:
-La experiencia con el hipercubo fue real y, ciertamente, nos había permitido crear una instancia para recibir información sobre la odisea humana en Alfa Centauri. De acuerdo a Ivika con el tiempo hilaríamos estas impresiones y solo entonces las podríamos dar a conocer. También me explicó que el lugar donde acampamos fue elegido porque en un tiempo remoto “aún hay agua en él”. Probablemente Ivika se refiere a que Atacama fue hace millones de años lecho marino. Además, nuestro campamento estaba relativamente cerca de las lagunas de Tebenquiche. Los apunianos emplean las moléculas del agua como agente transmisor del “Minius”, la energía subatómica que controlan y que puede ser direccionada para la creación de experiencias interdimensionales.
-Sobre el mensaje psicográfico en donde se nos hace una invitación para acceder al denominado “Libro de los Vigilantes”, un episodio controvertido de los “ángeles del cielo” con las hijas de los hombres que dio origen a una estirpe de gigantes y a la fundación de legendarios reinos que la Historia oficial mira burlonamente, Ivika sostuvo la enorme importancia de esta investigación que nos permitiría unir piezas sueltas del puzzle, ese gran rompecabezas que algunos llamamos el “Plan Cósmico”. ¿De qué sirve obtener esos datos y difundirlos? Según “ellos”, hay informaciones reservadas que fueron programadas como activadores de tareas. ¿Y en dónde queda nuestra reciente investigación de los lugares de contacto en las Américas y el legado de la llamada “Hermandad de la Mano Roja” con este episodio de los Vigilantes?, le pregunté sorprendido. Entonces tuve una visión de los hijos gigantes de los Vigilantes: tenían seis dedos, esa notable y especial marca que hemos venido rastreando en petroglifos y arte rupestre situados en lugares de contacto, desde Nuevo México (no muy lejos de Roswell) a la Sierra del Roncador en Brasil, desde la “Puerta de Aramu Muru” en el Titicaca a Talampaya en Argentina, por citar solo algunos enclaves. No creo que sea por casualidad. Recordé entonces un pasaje bíblico que afirma:
Y hubo guerra otra vez en Gat, donde había un hombre de gran estatura que tenía veinticuatro dedos, seis en cada mano y seis en cada pie; él también descendía de los gigantes. I Crónica 20:6
Ivika me hizo comprender en esta experiencia que todo estaba conectado. Y que hacia ello íbamos...
-El tercer concepto que me transmitió apuntaba a la preparación de los grupos de contacto e investigación. De acuerdo a Ivika habíamos aprobado una etapa de experimentación, con errores y aciertos, un proceso que nos había permitido acceder, desde otra perspectiva, a los secretos que “ellos” estaban interesados en revelar. Pero luego de Atacama todo cambia, una vez más... El nuevo proceso demandará de mayor preparación y precisión, y abrirá sus puertas a otros caminantes que sientan sumarse. En lo que a América corresponde, nuevas expediciones a los Andes, con especial atención a la región Huascarán y Titicaca, así como la Sierra del Roncador en Mato Grosso, mostrarán detalles únicos y diferentes. Pero todo recaerá en quienes caminen. En su entrega y dedicación por descubrir, investigar y dar a conocer. “Ellos” siempre orientarán, pero la maduración de este proceso exige caminar sin dependencias. Un proceso que aconseja no exigir nada al cosmos si antes nosotros mismos no nos hemos tomado en serio la preparación. Atacama, pues, selló una puerta. Y esta vez parece que es la definitiva.
No fue un satélite
Luego de un prolongado análisis, el Centre for the Scientific Study of Atmospheric Anomalies que lidera Freeman concluyó que el objeto filmado en la coordenada que previamente anticipó Ivika no tiene ninguna explicación convencional. Nosotros ya lo sabíamos pero esperamos respetuosamente este análisis. Estábamos ante un nuevo contacto programado, el octavo que realizamos ante investigadores y periodistas del fenómeno ovni. Cabe mencionar que además del equipo de Freeman también estuvieron como testigos otros investigadores, como la ya citada Paola Harris, Filippo Sarpa y miembros de la Fundación Ufológica Italiana FUI, además del GAUS que a través de Sarpa seguían el evento; Giorgio Piacenza, el ex asesor de la Fuerza Aérea Peruana en materia ovni y un reconocido investigador con más de cuarenta años de trayectoria; los periodistas argentinos Silvia y Carlos Galliquio del programa “Vidas Consagradas” (Premio ATVC), el skywatcher chileno Manuel Valdez, el investigador Pablo Zárate, también de Chile, entre otros estudiosos de distintos países.
Quiero agradecer a todos por confiar y apoyar. Juntos dijimos sí.
El futuro lo construiremos en base a nuestras decisiones.
No estamos solos. Pero el trabajo está en la Tierra...
Vídeo informativo del avistamiento: https://www.youtube.com/watch?v=pfSJ78ccg_I
Reportaje del equipo de Rob Freeman: https://www.youtube.com/watch?v=pxKOdtmHTSo&t=301s